Araceli Reverte, a solas con Salzillo
La pintora Araceli Reverte presenta en el Museo Salzillo su última propuesta: más de veinte obras acompañadas por bocetos en torno a las figuras de los pasos custodiados en la iglesia de Jesús. Una colección, titulada ‘A solas con Salzillo’, que la artista ha desarrollado del natural, con el caballete en el interior del museo, y que traslada al público su fascinación por el maestro barroco.
El visitante habitual de exposiciones ya habrá advertido que Araceli Reverte (Lima, 1964) se ha adentrado en el mundo de Salzillo. En ‘20+20. Inspirados en la historia’, la muestra de XX Aniversario del Museo de la Ciudad, la pintora recibió el encargo de representar el legado del maestro, y lo hizo a través de la Verónica, en un óleo que se recrea en las transparencias de su paño y ha permanecido expuesto hasta este mes de septiembre.
Para realizar la obra, y puesto que siempre pinta al natural, pidió permiso para plantar su caballete en el interior el Museo Salzillo y trabajar así con las figuras ante ella. Una vez en la iglesia de Jesús, sin embargo, no pudo evitar tomar apuntes y apuntes de las imágenes que la rodeaban y tan cerca tenía.
Ese fue el origen de ‘A solas con Salzillo’, la exposición donde Araceli Reverte viste la Sala de Exposiciones Temporales del Museo Salzillo con el resultado de esas horas pintando las figuras del maestro. Está formada por más de veinte obras, todas ellas óleos sobre tabla, con los protagonistas de los pasos de Viernes Santo y una excepción: un abocetado San José durmiendo que pertenece al belén y puede verse junto a la puerta de entrada.
Araceli Reverte se desvía en esta muestra de los tonos habituales en sus figuras y de los discretos grises y sepias que se vieron, por ejemplo, en la colección que llevó al Palacio Almudí el pasado año. En esta ocasión, la artista ha querido entrar en el barroco con unos amarillos, rojizos, pardos y verdes que imitan el cromatismo de Salzillo, y que se han ido oscureciendo en obras sucesivas hasta aparecer las figuras como las veía mientras las retrataba: no en la luz de su procesión, sino en la penumbra y quietud del museo.
En ‘A solas con Salzillo’, la artista se ha detenido especialmente en el paso de San Juan, donde llega a utilizar –en ‘San Juan (III)’– un cuadro ya usado y cubierto de otras capas para realizar la túnica, al modo de la técnica del estofado propia de Salzillo; y se ha recreado sobre todo en la Oración del Huerto, por haber coincidido su trabajo con la restauración del paso y la exposición del ángel en el centro de la iglesia de Jesús este verano. Al poder verlo al completo, la pintora ha aprovechado para destacar el ángulo que queda oculto cuando la figura aparece sosteniendo al Cristo, con especial énfasis en la mano, torso y rodillas.
Los óleos van acompañados por una selección de bocetos que supera la treintena y que la artista incorpora a sus exposiciones por ser parte imprescindible de su trabajo. Se trata de los apuntes realizados en el interior del museo y sus precedentes, tomados hace dos años en una procesión de Viernes Santo, que se muestran en las paredes y columnas de la sala.
Las horas en el museo, captadas en las también expuestas fotografías de Juan José Ballester y Rubén Juan Serna, han hecho que la artista vea en las figuras de Salzillo reminiscencias de Velázquez, de Goya, de la escultura helenística; y señale por ello la necesidad de mirar atrás y aprender de la maestría de los clásicos.
Una exposición para detenerse en el rostro de la Dolorosa, en la majestuosidad del ángel del Huerto; para contemplar los pasos de Salzillo y Nuestro Padre Jesús Nazareno y dejarse contagiar por la fascinación que el maestro barroco despierta en la mirada contemporánea de la artista.
Del 11 de septiembre al 12 de diciembre de 2019
Museo Salzillo. Plaza de San Agustín, 3. Murcia.